La Fundación Haz (anteriormente Fundación Compromiso y Transparencia) ha galardonado a la Universidad de Valladolid con su sello más alto de transparencia t*** que se otorga a las universidades que cumplan entre el 90% y el 100% de los indicadores de transparencia establecidos en su Examen de transparencia 2024.

En concreto, la UVa obtiene un total de 98% de indicadores validados y destaca en el análisis que valora aspectos como el plan estratégico y la política y gobierno universitarios, la transparencia de su Consejo Social y entidades vinculadas, la publicación de datos sobre la oferta y la demanda académicas, el libre acceso a la información retributiva, el nivel de endogamia, perfil y porcentaje de extranjería en el PDI, o diferentes indicadores económico financieros. En la edición previa, la UVa ya alcanzó un 98% de indicadores transparentes, con lo que ha obtenido esta distinción desde la edición 2021.
Esta metodología valora la transparencia como el esfuerzo por difundir y publicar la información relevante de la organización, haciéndola visible y accesible a todos los grupos de interés de manera íntegra y actualizada.
- Una primera condición analizada es la de la visibilidad, es decir, facilitar que el contenido sea captado de manera sencilla por estar situado en un lugar visible en las páginas web.
- Un segundo elemento importante es la accesibilidad: el contenido puede ser visible, pero si se necesita un permiso o registro para poder consultarlo no se puede considerar que la información sea accesible.
- La información ha de ser también actual. Si los contenidos no están al día, se estima que no hay una disposición real de ser transparente.
- Por último, el cuarto elemento es la integralidad. Por integralidad entendemos que la información debe ser completa y exhaustiva.
Se confirman las tendencias observadas en años anteriores: las universidades públicas continúan mejorando de manera notable en la publicación de información relevante en sus portales, consolidando su compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas.
El informe destaca que a nivel nacional, «los datos evidencian que las áreas con un desempeño más bajo son, precisamente, las que miden la gobernanza: el Consejo social (58% de cumplimiento medio) y la función de Ética y compliance (47%). En el Consejo social se observan avances en aspectos formales (publicación de presupuestos e informes de actividad), pero persisten carencias graves en herramientas de gobernanza estratégica, como el informe de responsabilidad social (37%) o el cumplimiento de los deberes de diligencia (33%). La brecha entre las 38 universidades que informan sobre la asistencia de sus miembros a las reuniones y las únicas 16 que realizan una autoevaluación de su desempeño es el síntoma más claro de esta debilidad: se informa de la actividad, pero no se evalúa la calidad de la misma.»
Esta situación contrasta con la de las universidades privadas, que se mantienen estancadas en cuanto a su grado de transparencia, con excepción de un grupo muy reducido de entidades. Persisten graves deficiencias en áreas críticas, como la falta de publicación de información económica detallada y la ausencia de datos sobre sus titulares, especialmente en aquellas universidades que dependen de sociedades mercantiles. Esta falta de transparencia obstaculiza la rendición de cuentas y pone de manifiesto la necesidad urgente de que el sector privado universitario asuma las mismas obligaciones de transparencia que el público.
La opacidad de la mayoría de las universidades privadas contrasta con el crecimiento de estas en los últimos años, hasta el punto de que el número de centros privados se encuentra muy cerca de igualar a las universidades públicas, debido a la autorización de un número importante de universidades privadas en estos años.




