Stephen M. Gavazzi ha publicado recientemente un interesante artículo en Forbes.com al hilo del editorial que H. Holden Thorp, Editor jefe de la revista Science en el que, dentro del contexto actual de pandemia por la COVID-19 pero con un ojo puesto en el futuro, se critican ciertos aspectos de la actual forma de medir de los rankings internacionales. El artículo original (versión PDF disponible) presenta varias ideas entre las que se encuentra la preocupación por el incremento de la desigualdad sufrida por los estudiantes de las universidades:

certain students may get lost in the planning debates and that COVID-19 health and economic impacts may further exacerbate inequities in higher education.

Lo que se discute en estos textos se centra en el sistema americano de educación superior, aunque algunas conclusiones podrían extrapolarse al sistema educativo español o europeo. en el caso planteado, el uso generalizado de métricas de éxito en las universidades junto a las pruebas de acceso estandarizado a las propias universidades (las pruebas ACT y SAT)

there is a bias in standardized test scores that is tilted toward families with more resources. Students coming from more wealthy school districts, and from more well-to-do families, generally do better on ACT and SAT examinations.

 

The ACT and SAT also are a big business. It has been estimated that around $1 billion in revenue is generated each year through these standardized exams.

Sería interesante incluir o priorizar en los sistemas de medición de éxito universitario algún mecanismo que valorara los resultados obtenidos por los estudaintes, de modo que a la hora de escoger dónde estudiar las familias puedan tomar una decisión en función de lo que platean para la vida futura de los protagonistas de dicha elección: nuestros jóvenes.

 

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